Limas según el material:
Cartón: Estas son las limas más comunes, las tradicionales que solemos llevar en el bolso para cualquier imprevisto. Son muy endebles y tienen pocos usos, aunque son muy útil ante una rotura inesperada. Tienen el grano muy fino, por lo que son ideales para dar forma al borde de la uña, sin dañar las capas internas.
Acolchadas: Parecida a la lima de cartón, estas limas son más gruesas, anchas y largas, con un pequeño colchón en el medio. Se utilizan para rematar el limado y conseguir un perfecto acabado igualando la superficie. Se dividen en varios tipos según el grosor de su grano, y cada una está recomendada para un uso. Todo depende si estás trabajando uñas naturales o acrílicas.
Cristal: Si la cuidas, puede durar para siempre. Aunque son delicadas, son muy fáciles de esterilizar y cuidan mucho las uñas. Tienen un grano suave y el resultado del limado es genial. Ideales para uñas frágiles. Y aunque son más costosas que las tradicionales… ¡vale la pena la inversión!
Metal: Estas limas son ideales para empujar las cutículas o limar la piel muerta de alrededor de las uñas. Sin embargo, no son muy recomendables, ya que pueden provocar que las uñas se abran en escamas o capas. Por lo que hay que utilizarlas con cuidado.
Bloques: Las limas en bloques tienen distintas caras con distintos granos, cada una de ellas con una función. Son ideales para dar uniformidad a la uña, ya que: liman, alisan, pulen y dan brillo. Te recomendamos utilizarlos en orden, ya que las caras suelen venir numeradas.
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